Pieza maestra de la defensa de la plaza
Por lo que se aprecia en su arquitectura data del siglo XII. La cubierta se añadió en el siglo XVIII para protegerlo de las intemperies. El antiguo torreón cuadrado era de madera pero a partir del siglo XII se construyó un torreón de piedra. La puerta originaria se encuentra por detrás y está elevada ya que en la época el nivel del suelo era 2 metros más bajo. La gran puerta se construyó en el siglo XIX por iniciativa del campesino de enfrente para poder dejar su material. En la planta baja, con un horno de pan del siglo XIX, hay una trampilla para bajar los sacos de comida y piedra caliza (toba calcárea de la región de Chauvigny).
La escalera es original y muy estrecha para así retrasar la entrada del enemigo.
La sala de los ecos
En la primera planta se encuentra la sala de los ecos donde se confesaba a los leprosos. La lepra se contagiaba por la saliva por lo que se debían confesar de espaldas en las esquinas opuestas de la sala y en voz baja. La particularidad de esta sala es su arquitectura que permite oírse perfectamente.
Las grandes aberturas actualmente visibles en la planta baja y en la primera planta las realizó tras la Revolución Francesa un agricultor, el último propietario del torreón, para poder meter sus cosechas. En el interior, una escalera construida en la pared de la muralla, conducía a la primera planta que llevaba a una sala abovedada conocida como «Sala de los ecos». Desde la segunda planta, había también una segunda escalera construida en la pared que permitía acceder a las plantas superiores y a la terraza con unas amplias vistas del paisaje.