Au fil de l’eau (A orillas del agua)
La calidad de las aguas de La Roche-Posay es probablemente conocida desde la época romana aunque no tengamos ninguna muestra de ello. Agosto de 1573, primera mención de los beneficios del agua gracias a un escrito de Denis Généroux, notario en Parthenay, que dijo: «El jueves 13 del mes presente, acudí a La Roche-Posay para lavarme y beber agua sulfurada al padecer una gran migraña y un fuerte dolor de cabeza y sarna. Me curé, al igual que la mayoría de los enfermos que bebieron el agua, que padecían enfermedades molestas, algo más milagroso que natural. Estas aguas son tan conocidas que la gente viene desde París, yo he visto de 2000 a 3000 personas. Me quedé allí dos días y medio». Million, médico personal de Louis XIII acudió para estudiar las aguas de este lugar. Hasta la Revolución Francesa, el renombre de La Roche-Posay fue enorme, después pasó a la sombra y al olvido hasta el Primer Imperio, donde las guerras napoleónicas garantizaron un nuevo éxito a esta ciudad. Napoleón ordenó en 1807 la construcción de un hospital militar cerca de estas fuentes.
Au fil du temps (Con el paso del tiempo)
Un taller de la talla del sílex (periodo de 75 000 a 30 000 años a.C.) se descubrió durante la construcción de la estación de depuración. Sin embargo, no se ha descubierto ningún otro resto en La Roche-Posay, aunque en su obra «La Roche-Posay, station thermale européenne de la peau» (abril 1991), el Doctor Michel Jaltel mencione la aldea de Rupes Pusica, antiguo nombre de La Roche-Posay, que se desarrolló gracias a la cercanía a la vía romana Poitiers-Orléans. La Edad Media es el periodo más antiguo que todavía está visible en La Roche-Posay. Cruzad la puerta Bourbon y entraréis en el mundo medieval...